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domingo, 22 de abril de 2012

Proceso de hominización. Los 7 pasos

Francisco Carrillo Gil
La especie humana es una especie animal del tipo de los Cordados, subtipo Vertebrados, clase Mamíferos, orden Primates, superfamilia Hominoideos, familia Homínidos, género Homo, especie sapiens. Como se observa es un animal perfectamente clasificado y colocado en los grupos taxonómicos correspondientes según sus características morfológicas y anatómicasLa especie Homo sapiens es muy joven; surgió como mucho hace 200 mil años, parece ser que en África. Si se compara su edad con los 3 millones de años que por término medio tiene de vida una especie de mamífero, nos damos cuenta que somos una especie recién nacida, como quien dice… Y no obstante, nuestra evolución cultural es tan acelerada, que está totalmente desfasada con la evolución biológica. Además es la única especie terrestre capaz de alterar el medio ambiente de una forma drástica y perjudicial.
¿Qué pautas evolutivas ha seguido la especie humana a partir de sus antepasados primates? ¿Y que senderos evolutivos seguirá nuestra especie en el futuro? La primera pregunta es de más fácil contestación. Para contestar a la segunda, se puede especular con varias alternativas.
Pasado
Proceso de hominización
Tratemos de contestar en primer lugar a lo primero. Las tendencias evolutivas que se observan en los homínidos se engloban dentro del llamado proceso de hominización, que se caracteriza por:
1) Una tendencia al bipedismo o postura erguida, que en la especie humana se alcanza plenamente. Esta tendencia, parece ser se ensayó también en otros primates fósiles de tipo antropomorfo, que vivían en los árboles y se ha conseguido de forma imperfecta en antropomorfos actuales como gorilas y chimpancés. Quizá el cambio de hábitat de nuestros antepasados, es decir el paso de la selva arbolada a la sabana, con grandes espacios abiertos para caminar, como consecuencia, probablemente, de un cambio climático, favoreció esta tendencia bípeda, aunque ya se apuntaba en primates arborícolas. Otra teoría apunta la existencia de una fase acuática o semiacuática del antepasado humano hace unos 5 -6 m.a., nada más separarse de los restantes antropomorfos, al quedar inundadas las tierras africanas al sur de Etiopía por el mar; en este ambiente anfibio, nuestros antepasados adquirirían el bipedismo, la falta de pelo y la mayor capa de grasa respecto a los demás mamíferos de la sabana. Esto explicaría la gran cantidad de grasa de los bebés humanos y su facilidad para moverse sumergidos en el agua. La reducción de la cola es probable que esté relacionada con la adquisición del bipedismo.
2) Una liberación del suelo de las extremidades anteriores, a consecuencia del bipedismo, que se transformaron en superiores. Estas se pudieron utilizar para agarrar y coger alimentos y utensilios, lo que favoreció la construcción de herramientas y contribuyó al desarrollo de la inteligencia.
Con el tiempo las manos se fueron haciendo menos toscas y con dedos más finos si las comparamos con las de otros antropomorfos. Además, el pulgar, perfectamente oponible a los restantes 4 dedos, se hizo mas largo en relación con el resto de los dedos. Las uñas tendieron a reducirse y la piel de los dedos, en especial de las yemas, acumuló mayor cantidad de corpúsculos sensitivos, haciéndose fina y delicada, muy sensible.
3) Un desarrollo progresivo de la capacidad craneana, de 400 c.c. en chimpancés a 1.400 c.c. en la especie humana, con el consiguiente aumento de volumen del encéfalo, en relación con el resto del cuerpo y el consiguiente aumento del número de neuronas. El número de estas células se vio favorecido por otra tendencia paralela de la superficie cerebral que ya aparece en otros mamíferos: el aumento de la superficie cerebral de la corteza al invaginarse ésta y dar lugar a las circunvoluciones cerebrales; con esta estrategia se consigue un gran aumento de superficie con mucho menor aumento de volumen y la naturaleza la ha utilizado en otras estructuras animales como por ejemplo en las vellosidades intestinales, repliegues pulmonares, etc. Con este espectacular aumento de neuronas en la corteza cerebral se consiguió una mayor inteligencia. Se consiguió empaquetar mucha información en un mínimo espacio. Todos los animales con cierta inteligencia, tienen cerebros grandes y con circunvoluciones (en el caso de los mamíferos). El desarrollo de la inteligencia acarreó de forma paralela el desarrollo de un sistema de comunicación complejo: el lenguaje hablado; es el sistema más elaborado de emisión de sonidos en la comunicación animal que se conoce, aunque otros animales, como pájaros, delfines, ballenas, etc., también han desarrollado lenguajes complicados de comunicación, pero éstos aunque puedan ser más potentes en la comunicación a grandes distancias, no tienen la capacidad de expresión de hechos tan diversos como la tiene el lenguaje humano.
4) Una creciente neotenia, es decir los seres humanos conservan de adultos caracteres infantiles. Esta tendencia favorece una mayor plasticidad y totipotencia en las células lo que permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad evolutiva respecto a los cambios ambientales.
5) Una progresiva falta de pelo en el cuerpo. Esto parece ser consecuencia de la protección del cuerpo con ropas y pieles, debido a un mayor desarrollo intelectual, o bien debido a la fase acuática del antepasado humano.
6) Una transformación de la cara. La visión binocular y estereoscópica no es exclusiva del hombre, pues esta se alcanza en otros animales y en todos los simios, incluidos los homínidos. Los ojos adoptan una posición en un plano frontal. Se consigue una visión en relieve aunque se pierde campo de visión (se abarca menos espacio visual) y para ver a los lados hay que girar la cabeza. Los arcos mandibulares se hacen más gráciles y pequeños con reducción de dientes. Esta tendencia está relacionada con la evolución de los hábitos alimenticios. El hombre se hace omnívoro, con lo cual los dientes, ya de por si poco especializados en los primates se especializan menos todavía en el hombre. Al preparar y cocinar los alimentos se facilita su desmenuzamiento y los dientes se hacen menos poderosos y se reducen en tamaño y en número (muelas del juicio en regresión). Además, las manos sirven para llevarse los trozos de alimento a la boca y los dientes y mandíbulas no tienen que arrancarlos de sus lugares de origen; esto lo hacen las manos. De esta forma, de caras con ojos pequeños, frentes estrechas y mandíbulas grandes y prognatas se pasa a caras con frentes anchas y despejadas, ojos grandes y mandíbulas reducidas y bocas pequeñas. Las caras pasan de ser anchas por abajo y más estrechas por arriba a lo contrario: anchas y voluminosas por arriba, en la frente y estrechas por abajo, en las mandíbulas y boca.
7) Respecto a los órganos de los sentidos, la especie humana tiene éstos con un desarrollo propio de sus antepasados primates.
Los ojos permiten relacionarse con el medio interpretando la energía luminosa visible. Son los órganos de los sentidos de mayor potencia en un medio aéreo, ya que son los de más largo alcance y los más rápidos (la información ambiental a través de la luz viaja a enormes velocidades); por eso se puede decir que son de los más perfectos. Son los ojos los órganos de máximo desarrollo de todos los sentidos en el hombre. Los hombres son animales diurnos y como tales han logrado ver colores. En los mamíferos esto se consigue en primates, algunos carnívoros como perros y gatos, aunque de forma incompleta y más torpemente en rumiantes. Por regla general, los animales que tienen cuerpos y libreas de colores, ven éstos. Aparte de en los mamíferos indicados, la visión de colores está desarrollada en animales diurnos tales como muchas aves (pájaros, rapaces, etc), en determinados reptiles, peces, insectos, etc. También, como primates que son, tienen visión estereoscópica, quizá como una herencia de los primates arborícolas. Sin embargo no han desarrollado una gran agudeza visual ni tampoco una gran visión en la lejanía ni abarcan mucho campo de visión, logros conseguidos por determinadas aves, como las rapaces y otras aves que tienen grandes desplazamientos aéreos. Por otro lado el hombre solo abarca el llamado espectro de luz visible, de frecuencia media, y no ve la luz ultravioleta ni la infrarroja, como sí lo hacen otros animales.
El oído permite relacionarse con el medio a través de las ondas sonoras que viajan a través de un medio fluido, por ejemplo la atmósfera o el agua al presionar estos medios. En un medio acuático, es un órgano más eficaz que el de la vista o el del olfato. Esta información viaja a una velocidad más lenta que en el caso de la luz. El oído tiene un desarrollo medio en el hombre. Éste no es capaz de oír sonidos ni muy graves, caso de ballenas, ni muy agudos (ultrasonidos) como hacen los murciélagos. Además su agudeza auditiva (capacidad de distinguir sonidos diferentes) y su potencia auditiva (capacidad de oír sonidos lejanos) está moderadamente desarrollada. La especie humana, al ser un animal visual, y en menor grado auditivo, tiene los otros sentidos menos desarrollados.
El olfato, el más primitivo, es relativamente escaso, si lo comparamos con otros mamíferos como los perros, gatos, rumiantes, etc. El tacto es el justo para un animal sobre todo visual, aunque el hombre tiene zonas corporales con un mayor desarrollo táctil, debido al uso. Me refiero a la cara y sobre todo a las manos. El gusto también está discretamente desarrollado aunque es muy versátil como corresponde a un animal omnívoro.
En definitiva, el ser humano tiene órganos sensoriales típicos de un animal terrestre, diurno, con antepasados de hábitos arborícolas pero que han pasado a desplazarse en terrenos más abiertos, tipo sabana, y que su inteligencia le ha llevado a colonizar todo tipo de hábitats terrestres.
8) Otra tendencia que se observa es un lento pero gradual incremento en la estatura, quizá como consecuencia de una cada vez mejor alimentación.
Evolución como animal vertebrado

 

 



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